domingo, mayo 17, 2009

Él

Hombre viril, lanza en ristre,

mala leche cuando quiere,

valiente como nadie,

incansable sí-no nos traemos.

Eterno gruñón adorable,

mil lecciones me imparte,

mil explicaciones,

con harta paciencia de sabio.

Nadie como él existe.

A su lado siempre estaré,

que no mora en la faz de la tierra,

nadie más inteligente

y más sabio conocedor de la gente.

A reír me ha enseñado.

A distinguir un piano de un teclado,

y un sótano de un tejado...

Adorable Caballero,

cabalgando junto a mí.

A veces nuestros aceros cruzamos.

Saltan chispas,

el cielo se ensombrece,

el bosque calla.

Pero los siete colores aparecen,

de repente, en el firmamento

y, como señal tácita,

¡cada uno vuelve a sonreír!

Rebelde soy,

con su paciencia acabo,

más su inteligencia,

de virtud es un dechado.

Y él puede con todo,

blanco o negro,

gris o azul,

verde, púrpura,

amarillo o marrón.

¡Nunca cimarrón!

antocaballm.jpg picture by bibliotecaria2000


(27 abril, 2008)

Teresa Coscojuela

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