Quiero que me lleves
muy lejos de aquí,
a ese castillo que creaste,
maravillosa fantasía de ilusión
en medio de un lago de pasión.
En tu corcel de megabytes,
dame un paseo sobre el mar;
enséñame al carcharodon carcharias,
nárrame cómo acabó el Gran Blanco.
Cielo oscuro,
de gris encapotado,
pronto a estallar la tormenta;
entre truenos y relámpagos,
el agua cayendo furiosa,
azotando montañas y bosques
y fundiéndose con la del lago.
Pero luego le cuelgas el Arco Iris
que creaste para mí,
de montaña a montaña,
de orilla a orilla.
Y bajo su luz resplandeciente
de mágicos y luminosos colores...
Esperaremos la siguiente tormenta.
No faltará.
muy lejos de aquí,
a ese castillo que creaste,
maravillosa fantasía de ilusión
en medio de un lago de pasión.
En tu corcel de megabytes,
dame un paseo sobre el mar;
enséñame al carcharodon carcharias,
nárrame cómo acabó el Gran Blanco.
Cielo oscuro,
de gris encapotado,
pronto a estallar la tormenta;
entre truenos y relámpagos,
el agua cayendo furiosa,
azotando montañas y bosques
y fundiéndose con la del lago.
Pero luego le cuelgas el Arco Iris
que creaste para mí,
de montaña a montaña,
de orilla a orilla.
Y bajo su luz resplandeciente
de mágicos y luminosos colores...
Esperaremos la siguiente tormenta.
No faltará.
Teresa Coscojuela
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